viernes, 24 de febrero de 2012

Análisis de frases

Agustín Cuore y sus compinches solían reunirse para divagar sobre cualquier tema. Una buena cerveza era la excusa para delirar sobre asuntos de diversa índole. Cierto día comenzaron a desmenuzar, diseccionar, discernir, desenmarañar, desentrañar y analizar frases. De aquella tarde inolvidable es producto el famoso, y olvidable, libro de nuestro gran pensador. Su original título es “Análisis de frases”. Veamos una selección de textos.

·       “La reina Cristina se carteaba con Descartes”.

Esta frase nos cuenta una de las tantas anécdotas que nos dejó la historia. Es muy utilizada por las feministas que se enorgullecen de que una mujer, la reina Cristina, se carteaba con un filósofo tan importante como René Descartes. 
Una de las últimas veces fue hacia 1653. Estaban jugando al truco y, mientras Descartes meditaba qué carta tirar, ella sacaba el as de espadas de su manga real. Todo acabó en la mano siguiente cuando la reina ganó un falta envido con 34 exhibiendo sus dos “siete de espadas”. Él, metafísicamente hablando, la mandó a limpiar el palacio.
Hay otra interpretación, tal vez la más conocida, que es producto de los lamentables manuales de historia. Cuentan que la reina Cristina le escribía cartas a Descartes y este las contestaba. Allí trataban temas de toda índole: políticos, filosóficos, etc.
A mí sigue gustándome la primera opción por una sencilla razón: no van a comparar una aburrida correspondencia con un emocionante partidito de truco.


·       “Sartre era ateo, mientras que Edith Stein conversa”.

Sartre era ateo, es cierto. Pero en honor a la verdad debemos decir que no todo el tiempo. O al menos eso es lo que nos indica la frase citada. Jean Paul era ateo sólo durante los momentos en que Edith Stein charlaba con alguien. Que en todas las obras de Sartre se respire ese ateísmo acérrimo se debe al sexo de Stein quien por ser mujer no paraba de hablar un instante.
Algunos pretenden refutar esta frase diciendo que Edith era de leer muchos libros y durante ese instante Sartre no debía ser ateo. Yo les pregunto a esos refutadores insulsos que se la dan de suspicaces, ¿qué es leer un libro sino dialogar con el autor, los personajes, ex-lectores, comentaristas y nuestra propia vida?. Debemos agregar que posiblemente ambos dormían en horarios semejantes. Es por todas estas razones que quedan muy pocas huellas del no ateísmo de Sartre (momentos en que Stein no charlaba) si no es que ninguna.
Hay otra interpretación con pretensiones de validez y es, no sabría decir porqué, la más difundida. Explica que Sartre no creía en Dios, mientras que Edith Stein se había convertido del judaísmo al cristianismo. Dejo en manos de los lectores la elección. La primera es más convincente, aunque debo reconocer que la segunda es más científica.

·       “La Maga le dijo que su hijo se llamaba Rocamadour, como su padre”.

Aquí tenemos que dilucidar un problema clave en la literatura contemporánea. Cuando dice “su padre”, ¿al padre de quién se refiere?.
    1. Al padre de Rocamadour
    2. Al padre de la Maga
    3. Al padre del interlocutor
En realidad, y para evitar problemas, conviene creer que no se llamaba Rocamadour. O que sí se llamaba así pero no se debía a su padre. Leamos lo que escribió Julio Cortázar en Rayuela: “la Maga se limitaba a decir que su hijo se llamaba como su padre pero desaparecido el padre había sido mucho mejor llamarlo Rocamadour”. Gracias Julio.
Por lo tanto, y como conclusión, podemos decir: ¿qué nos importa al padre de quién se refiere?.

Entre las frases más recordadas encontramos “soy un fenómeno” de I. Kant, “todo es relativo” de A. Einstein, “lo importante es competir” de A. Smith, “la vida es una moraleja en una caja” de Upi T. y “un aplauso para el asador” de un empleado del crematorio de la Chacarita.
El libro recopila un total de seiscientas sesenta y seis frases. La última dice: “El libro recopila un total de seiscientas sesenta y seis frases”.
Sin esta frase –escribe Cuore- no llegaría al número aquí vertido. ¿Y qué importa?. Precisamente la frase se refiere al libro y la frase es parte del libro.
La segunda edición de la obra cambió de título por razones comerciales y pasó a llamarse “Análisis de 666 frases”. Fue todo un éxito.

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