miércoles, 21 de marzo de 2018

Jilverto Ernán Belaskes

Jilverto fue un provocador. “Zoi hun probokador”, solía escribir. Utilizaba indistintamente las “z”, “s” y “c” donde podían intercambiarse, siempre cuidando elegir la opción no ortodoxa. Idéntico camino tomaba con “c”, “k” y “q”, requiriendo cada tanto el auxilio de una “u”. Lo mismo hacía con “v” y “b”, decidiendo intencionalmente ir contra la norma. Por último, en lo que a letras respecta, agregaba y quitaba las “h” para escándalo de los tradicionalistas. En cuanto al género, celebraba la utilización de “x”, “@”o la “e” para denunciar el machismo patriarcal del lenguaje.
Decidió traducir diferentes obras a su nuevo lenguaje. “Hen hel prynzypyo hera le palabre...”, comenzaba su Evangelio según San Juan. También se le animó a los mitos griegos, algunos clásicos de la literatura universal, historietas y novelitas de poca monta.
Con el tiempo, Belaskes se dio cuenta que no alcanzaba con provocar. Luego de deconstruir, de llamar la atención, de desarmar, desnaturalizar, era necesario construir algo superador. Y optó por una revolución de lo posible que, no solamente se oponga sino que, además, sea propositiva y mejore la vida de las personas.
Hizo una clara opción pragmática por la comunicación y propuso que todas las “be” fueran “be larga”, “b”, eliminando el uso de la “v” conocida también como “be corta” o “u be”. Esa decisión colaboraría a disminuir considerablemente los errores ortográficos, depurar reglas inútiles y hasta permitir aligerar los teclados de los dispositivos. Y pasó a llamar “Jilberto”. Se la jugó por la “k”, quizás por sus inclinaciones políticas, dejando de lado tantas “ca”, “co”, “cu”, “que” y “qui”. Le pareció que la “s” era mucho más amigable que la “z”, para desolación de los fanáticos de aquella serie llamada “El Zorro” (de ahora en más, “El Sorro”), y la impuso como antecedente directo de todas las vocales en situaciones de duda (sí, también borró de un plumazo a las queridas “ce” y “ci”). Delimitó y unificó el uso de las “j” y las “g”, como así también las “x”. Y en otra de sus polémicas propuestas argumentó la inutilidad de toda “h” al inicio de una palabra; “es como sero a la iskierda”, repetía a quien quisiera escucharlo. Algunos fanáticos minoritarios quisieron destruir todo su trabajo por no haber dicho nada sobre las “h” que suelen aparecer en medio de unas pocas palabras. Pero ya sabemos cómo son de funcionales al statu quo estos tipos.
Sus enemigos fueron los enemigos del Pueblo. Del otro lado de la grieta se encontraban los meritócratas, aquellos cultores del esfuerzo sinsentido cuyo único objetivo era, y sigue siendo, diferenciarse del resto. Conservadores, tradicionalistas, que celebran la dificultad en sí misma sin importarles el para qué. “Siempre se escribió así”, afirmaban sin haber leído nunca, siquiera, las Glosas Emilianenses.
Belaskes explicitó, quizás en niveles no vistos con anterioridad, la arbitrariedad del lenguaje, el consensualismo oculto en sus normas. “Es como esconder algo atrás de un árbol, ir a buscarlo sabiendo que allí estaba, después celebrar el haberlo descubierto y después decir que siempre estuvo allí porque la naturaleza lo quiso”, decía, quizás, parafraseando a Nietzsche. O tal vez nunca llegó a decirlo.
Su trabajo, como ya se estarán imaginando, nunca fue aceptado por realezas y académicos extranjeros. Tampoco en su país, y ni siquiera en su barrio. Sus intentos por derribar el sistema elitista y excluyente no dieron los frutos esperados. Al Poder no le gusta que lo cuestionen y es muy difícil darle batalla. Pero quizás su mayor pecado fue no contar con, ni buscar, ni plantearse, el apoyo popular, típico error del progresismo ilustrado que camina solo y demasiado adelante (y no siempre anda bien rumbeado). Si se hubiese sumado a la comunidad de base llamada “Konstruxión Kolectiva”, tal vez...

* Publicado en "Catálogo de Artistas".

miércoles, 14 de febrero de 2018

Estar enamorado...


Estar enamorado es sentir que con el otro
se hacen mágicas las noches y los días
Estar enamorado es sentir que el cuerpo vibra
cuando el otro te regala una sonrisa
Estar enamorado es vivir pendiente
de tan solo una caricia
Estar enamorado es sentir que el mundo se ha parado
si el otro no te mira
Estar enamorado es sentir que sólo un gesto
da sentido a nuestra vida
Estar enamorado es sentir que el sol se apaga
si tu mirada no es la que solía
Pero sobre todo
Estar enamorado es sentir que no hay mañana
Si no estás conmigo día a día

M.E.Ch.